Doramas vence al caballero.
Pero es lanceado por la espalda a traición.
Doramas muere para gran desánimo de sus fieles.
Los aborígenes pierden terreno y son sitiados en las fortalezas naturales en el centro de la isla.
Los ballesteros son la única forma de atacar en los estrechos desfiladeros.
Los aborígenes hacen una masacre.
El interprete aborigen de los castellanos y el rey converso convencen a los aborígenes a parar esa matanza y dejar el sitio, no podían ganar.
Otros se despeñaron por el precipicio al grito de Atis Tirma.