Para los que no lo sepan, las Ballistas o Scorpios eran la columna vertebral de la Artillería Romana. Sí. Artillería...o máquinas concebidas para enviar proyectiles a distancia. Los Scorpio lanzaban preferentemente bolas de piedra de forma precisa a objetivos lejanos. Las había con gran diversidad de tamaños y formas, desde las muy grandes para asedios, hasta las pequeñas montadas en carros, de forma que podían ser usadas por unidades móviles.
Se basaban en la torsión de cuerdas de cáñamo, lo que proporcionaba la fuerza impulsora. Yo he sustituido el cáñamo por gomas. Me he basado en diversas fuentes, tanto reales (a continuación una que fotografié este verano en el museo, cojonudo, de Alesia en Borgoña) como de internet. Como siempre, he procurado ajustarme al máximo a la realidad.
Aquí podeis ver la que me he fabricado yo.
La mía correspondería a un tamaño medio. La podéis ver junto a un keko, para haceos una idea del tamaño.
Os pongo algunos detalles, por si alguien se anima a hacer una. El sistema de tensado de los brazos, totalmente funcional. Las piezas circulares para tensar las cuerdas o gomas está fabricado en evergreen, como todas las piezas difíciles. Todas están pintadas con imprimación negra y acrílicos plateados para simular metal.
Torno para armar el sistema de disparo. Está hecho con madera para el torno y evergreen para la rueda dentada.
Detalle de la pieza de enganche de la cuerda, en una combinación de evergreen, madera y metal. Se trata de una pieza móvil con una especie de abrazadera para sujetar la cuerda de disparo.
Una vez sujeta y trabada, se desplaza hacia atrás enrollando una cuerda en el torno y tensando así los brazos.
Aquí lo veis ya tensado y armado.
Una vez tensado, al retirar el bocado, la polea queda suelta y la cuerda se dispara como la de un arco.
Decíos que funciona muy bien, y manda una bolita de masilla a un par de metros. Ahora me tengo que animar a hacer al artillero...